CelulitisPara tratar la celulitis es importante tener una buena alimentación y realizar ejercicio, además de seguir los consejos que detallamos en el apartado de prevención.
Es preciso llevar una dieta saludable, baja en grasas, e ingerir abundantes líquidos. La sal se debe tomar con moderación, al igual que es aconsejable evitar los embutidos y pescados salados, e incluir en la dieta frutas y condimentos naturales (limón, ajo, perejil, hierbas aromáticas). Además, para evitar grandes empachos es conveniente consumir alimentos que sacien y resulten beneficiosos para el organismo, como el tomate, el repollo, la lechuga, las naranjas y limones, los huevos cocidos, los guisantes, las judías verdes, los espárragos, las setas y los mejillones.
En cuanto al ejercicio físico, lo ideal sería trabajar aquellas zonas que son propensas a la acumulación de grasas (abdomen, glúteos, tríceps).
Aparte de estas medidas básicas existen una serie de tratamientos que pueden mejorar el problema de la celulitis:
Cremas anticelulíticas: deben contener sustancias que estén involucradas en la microcirculación, el tejido graso y el tejido conectivo. Es muy importante que se apliquen correctamente realizando un masaje ascendente y circular sobre las zonas afectadas.
La cumarina, ruscus, flavonoides y rutina son utilizadas en las celulitis edematosas y blandas. En este tipo de celulitis es aconsejable el uso de estas sustancias drenantes, en forma de geles fríos.
La carnitina, extracto de alcachofa y cafeína son sustancias reductoras. Las cremas reductoras con efecto calórico son efectivas en aquellas celulitis con gran componente graso. Aunque hay que evitar su uso en personas cuya piel presente una gran flacidez, en aquellas que padezcan una celulitis edematosa, y también en el caso de que tengan alterado el retorno venoso.
Masajes: tienen que ser aplicados por profesionales, con constancia, para obtener buenos resultados, especialmente en el caso de la celulitis edematosa.
Existen también algunos tratamientos orales que contienen fórmulas similares a las de las cremas.
Tratamientos médicos para la celulitis
Dentro de los tratamientos médicos para combatir la celulitis existen varias alternativas:
Liposucción: va dirigida a eliminar la celulitis localizada. Se realiza un examen previo de la calidad de la piel para evitar problemas posteriores como el efecto de ‘chapa ondulada’, que puede aparecer si la intervención se ha realizado sobre piel poco flexible. La intervención en sí consiste en introducir una cánula en la zona afectada y aspirar la grasa profunda.
Lipoescultura ultrasónica: a través de ondas de alta frecuencia se produce la licuación de las células grasas. Tras esto, se eliminan con una succión a baja presión. Es un método mejor para aquellas zonas flácidas como los brazos, la cara interna de los muslos y el abdomen de mujeres mayores.
Endermología: se trata de un masaje mecánico que efectúa el método de “pliegue, enrollada, desenrollada”. Esta técnica se aplica sobre todo en la celulitis localizada y la piel de naranja.
Electrolipólisis: técnica utilizada para celulitis localizada en mujeres delgadas. A través de hasta cuatro tipos diferentes de corrientes eléctricas, según su frecuencia y potencia, se consigue quemar la grasa, eliminar las toxinas, y tonificar de nuevo los músculos de la piel. Son necesarias unas dos sesiones por semana durante cinco semanas.
Mesoterapia: se administran microinyecciones indoloras de medicación en dosis bajas. Son efectivas para el tratamiento de la celulitis localizada.
Ozonoterapia: la ozonoterapia tiene muchos efectos beneficiosos no solo como tratamiento de la celulitis. Es oxigenante, revitalizante, antioxidante, inmunomodulador, regenerador, antiálgico, antiinflamatorio y germicida.
Prevención de la celulitis
Manteniendo hábitos saludables es más difícil desarrollar celulitis. Estas medidas preventivas son:
Dejar de fumar, evitar el café, el alcohol, los alimentos refinados, fritos y altos en grasas, la ingesta excesiva de sal y el déficit de fibra en la dieta.
Beber dos litros diarios de agua.
Hacer ejercicio. Correr o caminar es muy recomendable.
Evitar el uso de prendas de vestir que se ajusten demasiado al cuerpo, el calzado con tacones altos y las malas posturas.
Controlar el estrés.
Tener cuidado con el consumo de anticonceptivos, ya que favorecen la retención de líquidos.